—La fuerza del anfitrión está relacionada con la cantidad de cristales espirituales obtenidos —la voz del sistema resuena en la mente de Luo Chuan. —Los cristales espirituales ganados al concretar una venta serán convertidos automáticamente en poder espiritual de acuerdo al porcentaje correspondiente.
—Actualmente, el anfitrión tiene el rango de comerciante de una estrella, con un porcentaje de ganancia del 10%. A medida que el rango de estrellas aumente, se desbloquearán más permisos y ese porcentaje también crecerá.
Luo Chuan parpadea, algo sorprendido. No imaginaba que los cristales espirituales tuvieran también ese uso.
Pero pensándolo bien, no es tan raro. Además de servir como moneda de cambio, los cristales espirituales son recursos que los cultivadores usan habitualmente en su entrenamiento.
Lo que hace el sistema, básicamente, es ahorrarle ese proceso.
—Nada mal… Eso quiere decir que mientras más venda, ¡más fuerte seré! —esboza una sonrisa, satisfecho.
—Para subir al segundo nivel necesitas cien cristales espirituales. Para el tercero, diez mil. Y para alcanzar el cuarto, cien mil —responde el sistema con su tono habitual.
Luo Chuan: …
Al parecer, el camino hacia el poder será largo y lleno de baches.
Siguiendo las explicaciones del sistema, entiende que su primer nivel equivale, en esencia, a un gran nivel dentro del sistema de cultivo de este mundo.
—¿Y cómo funciona lo de las estrellas?
—El anfitrión podrá aumentar su clasificación estelar completando misiones especiales asignadas por este sistema. Estas misiones se emitirán cuando la facturación del anfitrión cumpla con ciertos criterios.
Luo Chuan suelta un leve suspiro. Aún así no puede evitar sentir algo de emoción por lo que depara el futuro.
Sin pensarlo mucho, agarra un paquete de tiras picantes de una de las estanterías. Al instante, la información del producto aparece en su mente:
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Tiras picantes
Efecto: Aumentan temporalmente la energía en un nivel menor. Efecto acumulable hasta cinco veces, si no supera un gran nivel.
Duración: 1 minuto.
Precio: 100 cristales espirituales.
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Su rostro permanece inmutable, ya no se sorprende. Parece haberse inmunizado a las rarezas del sistema.
Decide probar la eficacia del producto.
Abre el paquete, y una fragancia picante y familiar lo envuelve al instante.
Apenas las tiras tocan su boca, siente como si una pequeña llama se encendiera en su interior.
—¡Uf! —exhala profundamente, con una mirada de genuina sorpresa.
Según su percepción, su energía interna realmente se intensificó tras comerla.
—¡Esto está delicioso! —asiente, complacido. Luego se mete el resto del paquete de una sola vez.
Después de unos instantes de concentración, nota cómo la energía en su cuerpo vuelve a la normalidad.
Y luego… nada más.
—¿Tiene efectos secundarios? —pregunta con curiosidad.
Según recuerda de muchas novelas, casi todos los métodos que aumentan la fuerza momentáneamente tienen consecuencias para el cuerpo.
—Los productos de este sistema no presentan efectos secundarios. Además, se le ruega al anfitrión no comparar nuestra mercancía con basura inferior —responde la voz con frialdad.
Luo Chuan asiente para sí mismo.
Sin efectos adversos. Eso, en cierto modo, resulta aún más aterrador.
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Nueva misión publicada.
Objetivo: Vender 100 botellas de Coca-Cola y 100 paquetes de tiras picantes.
Recompensa: Un giro en la ruleta.
Progreso actual: Coca-Cola: 0/100, Tiras picantes: 0/100.
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La notificación del sistema llega justo a tiempo.
Ya oscurece. La cantidad de transeúntes disminuye poco a poco, mientras las linternas se encienden por toda la ciudad, como estrellas en la noche.
Bostezando, sintiendo cómo el sueño lo vence, Luo Chuan cierra la tienda y sube al segundo piso. Tras una higiene rápida, se mete a la cama.
Mientras tanto, Bu Lige regresó directamente a la Mansión del Marqués Zhennan.
Incluso ahora, su mente sigue saboreando el exquisito sabor de la Coca-Cola. Y al notar cómo sus heridas internas han sanado por completo, no puede evitar sonreír de vez en cuando.
Naturalmente, en la mansión hay muchos sirvientes y doncellas, pero todos se apartan discretamente al cruzarse con él.
Por suerte, Bu Lige está tan absorto en su ensueño que ni lo nota.
En cuanto desaparece de su vista, los sirvientes se agrupan y comienzan a murmurar entre ellos.
—¿Qué le pasa hoy al joven amo? ¡Está actuando muy raro!
—¡Sí! Sobre todo esa expresión en su rostro… ¡es demasiado vulgar!
—Ay… la imagen noble y elegante del joven amo que tenía en mi mente… se vino abajo. Se arruinó por completo…