Nexus, aunque victorioso, no pudo destruir a su hermano por completo.
Pero sí logró contenerlo.
Lo selló en un lugar más allá del tiempo y del espacio: una prisión de la que ningún ser, divino o mortal, podría escapar. Con él, quedaron atrapadas las bestias más horribles de Chaos ... y las armas más destructivas.
"Una voz suave atravesó el silencio recién creado. Era etérea, dulce, como un susurro de esperanza".
—¿Lo lograste?
Era Mithrilas , la Gran Diosa del Cosmos Su presencia era un bálsamo para la cicatriz cósmica, una sinfonía de ternura en medio de la devastación.
Aquella que nació desde ese vacío primordial para ser la amada de aquel ser por toda la eternidad
Nexus bajó la cabeza, agotado. Su forma resplandeciente titilaba, apagándose brevemente.
—Sí...
—Pero... a qué costo.
—La cicatriz de esta guerra... perdurará..
Algunas criaturas de Chaos escaparon. Otras, temblorosas ante el poder de Nexus, cayeron de rodillas. Sus cuerpos distorsionados suplicaban perdón.
Los demás se disolvieron en la nada.
Mithrilas se acercó a su amado. Su luz acariciaba suavemente el borde del ser de Nexus.
—Y ahora qué, mi amor?
—El universo está vacío. Necesita... algo.
Nexus alzó la vista. Sus ojos brillaban como faros en la oscuridad.
—Equilibrio.!!
Lo anunciaba con una voz que retumba cada parte del cosmos
—El universo no puede ser solo luz... ni solo oscuridad.
—Debe haber un propósito.
—Algo que por futuras vidas que parten de aquí luchen y busquen.
—El significado de lo que sueño y soñare eternamente...
Mithrilas observaba el gran sueño de Nexus plácidamente...
Mientras que el comenzó a mover los escombros de la gran batalla para construir un gran legado y cumplir sus visiones...
Y así, Nexus comenzó a tejer la realidad.
De los restos de la Gran Guerra. De las esencias de los combatientes arrepentidos. De su propia voluntad...
Nacieron los primeros dioses . que equilibraría todo el universo infinito.
Los que absorbieron la luz de Nexus, se convirtieron en los Dioses de la Luz , guardianes de la verdad y la justicia.
Aquellos tocados por la sombra de Chaos, purificados por la voluntad de Nexus, se transformaron en los Dioses Oscuros , guardianes del orden y el castigo.
Nexus alzó la voz y señaló a cada uno con solemnidad. y cada uno se arrodillo adelante del con mucho respeto y fue bendiciendo uno a uno con diferentes funciones para el universo.
— Cronos , ¡Será tu nombre!, el tiempo es tuyo.
Un ser de barba de estrellas fugaces y ojos que miraban el pasado y el futuro avanzando solemnemente.
—Gracias maestro Nexus, el tiempo será mi guía y mi vida.
exclamaba Cronos , arrodillado frente a la presencia de Nexus.
¡TIC-TAC!
El universo comenzó a latir. dando un tiempo para cada cosa a partir de ahora y un sentido a todo.
luego nexus alzo la voz nuevamente con solemnidad..
— Spacelar , Sera tu nombre, el espacio es tu lienzo...
Una diosa de velo nebuloso rió suavemente, llenando el vacío con su eco infinito.
— Gracias Amo Nexus.
—El espacio será mi jardín y mi libro para escribir estrellas y galaxias
¡SILBIDO!
Las primeras galaxias tomaron forma.
Nuevamente Nexus alzo la voz y con firmeza anuncia el siguiente nombre.
— Divintia , la vida es tu don.
Su aliento era floral, Su toque, un estallido de verdor.
—Oh siento las vibraciones de las almas y espíritus de todo ser esperando a nacer por este hermoso y vasto universo.
¡PSSSH!
Las primeras chispas de existencia brotaron..
nuevamente Nexus exclamaba con firmeza nombrando al siguiente dios
—Deadwear la muerte es tu propósito.
Sin ti la vida no será nada, así como lo es la luz y la oscuridad se necesitan mutuamente para el equilibrio de todo este universo.
—¡Groah!
"Aparece una sombra con mucho hedor y tinieblas"
—Juro que guiare a todo espíritu y alma que desea descansar en el purgatorio u limbo y también será el final de una etapa de una vida
"Exclamaba Deadwear"
Cubierto por un manto de sombras, su mirada no era castigo, sino descanso.
¡PAU!
El primer alma partió.
Luego Nexus levantó ambas manos, una de luz y otra de sombra.
—Creare reinos .
— Doce Cielos para la luz.
— Doce Infiernos para la oscuridad.
Y todo el universo retumbo, un zumbido de poder que de la nada salía esta hermosas creaciones para poder equilibrar el cosmos y el universo.
En los Cielos, ángeles, arcángeles, querubines y serafines cantaban y danzaban con alas de arcoíris. Sus risas llenaban los corredores de cristal, además de diferentes jerarquías de poder que los separaba.
¡JIJIJI!
Eran himnos de paz.
En los infiernos, demonios, ángeles caídos y bestias forjaron sus propias sociedades. Sus gruñidos resonaban como truenos entre forjas ardientes, y todo ser de la oscuridad.
¡GRRR!
¡SONIDO METÁLICO!
Era una sinfonía de poder.
Mithrilas se aproximó una vez más. a Nexus muy entusiasmada irradiando alegría y paz a todos los presentes.
—La paz ha llegado Dioses!!
Nexus ascendió, pero su mirada era distante.
—Por ahora...
Se voltea Mithrilas mirando con una expresión de asombro
—¿Por ahora?
—El equilibrio es frágil, mi amor.
—Siempre lo será.
—Y Chaos... esta ya sellado en el fondo del vacío del cosmos
Extendió una mano. Una chispa de luz danzaba sobre su palma.
—Pero ahora...
—Tenemos esperanza.
—Tenemos... un legado.
Exclamaba Nexus con una mirada que decía lo que se venia en un futuro distante y mucho más allá del presente.....
Los milenios pasaron en un parpadeo para los seres divinos. El universo creció, se expandió, lleno de vida y maravilla. Los Dioses de la Luz y la Oscuridad cumplieron sus roles, guiando a las civilizaciones mortales a través de las edades, algunos hacia la gloria, otros hacia la caída, pero siempre hacia su destino.
La paz, aunque a veces tensa, se mantuvo. Hasta que llegó el día en que un milagro, un acontecimiento sin precedentes, sacudió los cimientos de la existencia.
En el corazón de los Cielos, en el santuario más sagrado de Nexus y Mithrilas, una nueva vida comenzó a florecer.
"Siento... algo,"
susurró Mithrilas, su rostro irradiando una luz que superaba incluso la de las estrellas. Su mano se posó sobre su vientre, donde la energía de la creación se arremolinaba.
"Una energía que nunca antes había sentido."
"Es... imposible,"
balbuceó Cronos, su voz, normalmente tan serena, temblaba con incredulidad.
"Nunca antes un ser divino de nuestro nivel ha... concebido."
"¡Es una bendición!"
exclamó Divintia, sus ojos brillando con lágrimas de alegría y esperanza.
"¡Un nuevo comienzo para todos nosotros!"
Nueve meses divinos después, el universo contuvo el aliento. Un grito, no de dolor, sino de puro milagro, resonó desde el santuario:
*¡WAAAAH!*
"¡Es un niño!"
La voz de Mithrilas era una melodía de éxtasis, un himno de alegría. Sus brazos acunaban un pequeño bulto de luz y promesa.
Nexus se acercó, con una ternura infinita iluminando su rostro, sus ojos, que habían visto la creación y la destrucción, se suavizaron. Allí, en los brazos de su madre, yacía un bebé con el cabello azul puntiagudo, como un cielo estrellado al amanecer, y unos ojos que cambiaban entre el azul profundo y el morado místico, reflejando tanto la luz de su padre como la profundidad de su madre.
"Zodiark, Sera tu nombre"
susurró Nexus, el nombre rodando en su lengua como una profecía cumplida.
"Mi hijo."
"Mi legado."
El pequeño Zodiark, el único hijo del Gran Creador, abrió sus pequeños ojos, y una chispa de magia ancestral danzó en sus profundidades.
*¡GUGU!*
Una risita suave, escapó de sus labios, un sonido que prometía un futuro lleno de aventuras y desafíos.
"Mira, mi amor,"
dijo Mithrilas, su voz llena de orgullo y amor incondicional.
"Tiene tus ojos."
"Y tu espíritu,"
respondió Nexus, su mano acariciando suavemente la mejilla del bebé, gesto cargado de afecto y esperanza.
Cronos, Spacelar, Divintia y Deadwear se arrodillaron, sus formas divinas inclinándose ante la nueva vida en un acto de reverencia. Incluso en los Infiernos, un silencio reverente cayó sobre los Dioses Oscuros, que sentían la inmensa energía emanando del recién nacido.
Este bebé, tan pequeño y aparentemente indefenso, cargaba sobre sus diminutos hombros la inmensa responsabilidad de un legado cósmico. Su nacimiento no era solo un evento, sino una promesa. La paz que Nexus había forjado era una tregua, y en los ojos de Zodiark, una nueva aventura estaba a punto de comenzar.
El universo, al fin, tenía un heredero. Y con él, la esperanza de que el equilibrio, tan duramente ganado, perdurara.
La historia apenas había comenzado para el pequeño Zodiark, el príncipe de la creación, y el *¡PULSO!*
De su pequeño corazón latía al ritmo del cosmos....