*VALERÍA*
Estábamos de regreso en el carro, ya cambiadas y maquilladas, pero la incomodidad aún pesaba en el aire. No podía dejar de pensar en cómo nos presentaríamos ante Anni. Ninguna de nosotras había planeado que las cosas fueran a evolucionar tan rápido, y mucho menos así.
Miré por el retrovisor a las otras chicas, todas igual de nerviosas que yo.
La idea de tener que explicarle a Anni, la hermana de Daniel, que éramos más que simples amigas de él… era intimidante. No solo eso, la realidad de que este tipo de situaciones podría repetirse con los padres de Daniel y con los nuestros, me llenaba de ansiedad. ¿Cómo les contaríamos todo? ¿Cómo reaccionarían?
"¿Chicas, de verdad creen que esto va a funcionar?", pregunté, rompiendo el silencio. "No solo con Anni, sino con todo lo que sigue. Los padres de Daniel, nuestros padres... Es como si estuviéramos construyendo una casa sin planos. Esto es un caos."
Mariana suspiró y asintió. "Es lo que nos toca, Valeria. Pero no vamos a dar marcha atrás, ¿verdad?" Su tono era suave, como si intentara convencernos a todas, aunque estaba tan nerviosa como cualquiera.
Laura agregó, "Lo que más me asusta es cómo van a reaccionar las familias. Sabemos cómo es la gente, y a veces lo que sentimos no es suficiente para cambiar mentalidades. Esto... va a ser mucho."
Yo asentí, mirando por la ventana. "Y pensar que, en el fondo, todo esto empezó porque un niño de ocho años nos llamó su tía y su papá. Ahora tenemos que explicarlo todo. A veces parece una película, pero es nuestra realidad."
Mientras avanzábamos, el sonido del celular de Laura rompió el silencio en el carro. Miró rápidamente la pantalla y, con una leve sonrisa nerviosa, me mostró el mensaje.
"Es de Dani", dijo, y un leve suspiro escapó de sus labios.
Abrí los ojos, expectante, mientras Laura comenzaba a leer en voz alta.
"Chicas, Anni ya está aquí. Ya le expliqué lo inicial de lo que sucedió y cómo. El resto lo dejo en sus manos 😘."
Un silencio tenso llenó el carro después de leer el mensaje. No sé si fue la sorpresa o la incomodidad, pero todas nos miramos con los ojos más grandes de lo normal. ¿El resto lo dejaba en nuestras manos? ¡Eso sí que no lo habíamos planeado!
"¡¿Qué?! ¿Así nada más?", exclamó Mariana. "¡Esto no estaba en los planes, Dani!"
Laura se rió nerviosa. "¡Eso está muy al estilo de él! Dejarnos a nosotras resolverlo todo."
No pude evitar reír un poco también, aunque mi mente aún estaba procesando lo que esto significaba. Entonces, el sonido de otro mensaje llegó, y Laura lo leyó en voz alta:
"Y en caso de que lo hayan pensado, no, no, no me fui. No las dejaré solas, después de todo, será una cena para presentarlas. Así que no las dejaré solas con mi hermana. 🤣"
Reímos todas al mismo tiempo, aliviadas de escuchar que no tendríamos que enfrentarlo solas, pero aún así, la presión de la situación no desaparecía. ¿Cómo sería la conversación? ¿Qué iba a pensar Anni de todo esto
Mariana suspiró, aliviada pero todavía nerviosa. "Bueno, al menos no será tan malo. ¿No es así?"
"Eso espero", murmuré, con una sonrisa, aunque mi estómago seguía lleno de mariposas.
El carro continuó su trayecto, y a medida que nos acercábamos a la casa, todas sentíamos que el momento de la verdad estaba por llegar.
Tendríamos que ser valientes, no solo para enfrentar a Anni, sino también para continuar con esta nueva dinámica que habíamos creado, sin importar qué tan complicada fuera.
Cuando por fin llegamos a la casa, la tensión se sintió de inmediato. El aire estaba cargado de nerviosismo, y ninguna de nosotras pudo evitar mirar hacia la puerta con un nudo en el estómago. Sin embargo, la única persona que parecía ajena a toda la tensión era Mateo, quien corría por la sala con su juguete en mano, completamente despreocupado del ambiente pesado que flotaba entre los adultos.
Apenas cruzamos la puerta, nuestros ojos se posaron en la mujer que estaba sentada en el sillón de la sala, observándonos en completo silencio. Anni.
Y ahí fue cuando lo noté.
Dani y ella realmente se parecían.
Los mismos ojos, el mismo color de cabello, incluso esa expresión seria y penetrante que Dani solía tener cuando estaba concentrado o metido en sus pensamientos. Pero en Anni, esa mirada se sentía aún más fuerte, como si estuviera analizándonos a cada una, diseccionándonos con la vista.
Sentí su atención recorrerme de pies a cabeza, y cuando me atreví a ver de reojo a mis compañeras, noté que todas estábamos igual de tensas, rígidas y sin saber qué hacer o decir.
Por otro lado, Dani estaba sentado en un sillón aparte, con una actitud completamente relajada, como si esto no fuera nada del otro mundo.
Anni dejó de mirarnos por un momento y giró su vista hacia él.
No entendí lo que significaba esa mirada, pero Dani simplemente se encogió de hombros con una leve sonrisa, como si esto le pareciera divertido.
Entonces, Anni volvió a posar su mirada sobre nosotras.
"Son bastante variadas" comentó, con un tono de voz sereno pero afilado, como si aún estuviera evaluándonos. Su mirada pasó de Mariana a Laura, luego a Sofía y finalmente a mí. "Diferentes estaturas, diferentes colores de ojos y cabello…" entrecerró los ojos levemente.
"Supongo que sus personalidades también han de ser distintas."
Hizo una pausa, como si estuviera reflexionando algo, y luego, con una ligera inclinación de cabeza, añadió:
"Aunque si todas llegaron a esta decisión… puedo suponer que en el fondo son la misma."
Su comentario me hizo contener la respiración.
¿A qué se refería con eso?
Miré de reojo a las chicas, pero ninguna parecía tener una respuesta.
Anni nos seguía observando, esperando algo. No sabía si esperaba que dijéramos algo o que nos siguiéramos hundiendo en nuestro propio nerviosismo.
Por primera vez, entendí lo que Dani había mencionado antes sobre su hermana, que era fuerte, directa y difícil de leer.
La tensión en la habitación se hizo aún más densa cuando Anni volvió a hablar, su voz más firme que antes, casi como si estuviera desmantelando nuestras emociones una a una. La forma en que nos observaba no era solo curiosidad, era un escrutinio implacable, como si estuviera buscando cada señal de inseguridad en nosotros.
"No tengo una buena impresión de ustedes, no…" dijo Anni, su tono serio y penetrante, dejando claro que no estaba dispuesta a suavizar nada. "Hace unas semanas, cuando Daniel fue a visitar a nuestros padres, me contó lo que sucedió esa noche.
Cómo planeaban que una de ustedes pasara la noche con él, pero al final… lo hicieron las cuatro."
Las palabras de Anni me golpearon como una ola fría, y no pude evitar notar cómo mis compañeras se tensaban a su alrededor.
Dani, sentado en su sillón, mantenía su mirada fija, sin una expresión clara, como si estuviera esperando lo que viniera.
Anni continuó, ahora su mirada fija en las cuatro.
"Él me dijo que ese no fue el plan inicial de ustedes, y le creo. Pero ahora, después de todo esto, no sé qué pensar. Terminaron en una relación así, y no es algo que imagina… No es lo que pensaba sobre este tipo de relaciones."
Las palabras de Anni calaron hondo. Yo sabía que lo que estábamos viviendo era complicado, que las dinámicas no siempre encajaban en el molde que la gente esperaba, pero escucharla hablar así, tan directa, me hizo sentir que todo lo que habíamos hecho podría ser condenado por alguien que realmente importaba en la vida de Dani.
Lo que dijo a continuación fue como un pequeño alivio, pero la incertidumbre seguía en el aire.
"Entiendo que lo quieran, a él. Lo comprendo. Pero esto va mucho más allá de lo que imaginé sobre una relación polígama." Anni hizo una pausa, y por un momento me pregunté si estaba buscando nuestras reacciones. "Mejor vayamos a comer, todos. Daniel ya terminó de cocinar, así que comencemos."
La orden de Anni fue clara. Ya no había espacio para más palabras, y aunque todavía había mucho por resolver, parecía que el tema de la tensión de la relación había sido dejado de lado, al menos por el momento.
Miré a las chicas, y su expresión parecía mostrar que todas estábamos al mismo tiempo aliviadas y tensas, como si esperaríamos que algo más ocurriera, pero también sabíamos que era mejor seguir el flujo.
Anni se levantó del sillón y empezó a caminar hacia la mesa. Dani también se levantó, con esa calma que siempre tenía, pero sin decir nada. Las chicas, aunque aún nerviosas, siguieron a Anni hacia la mesa.
Yo los seguí, sin saber bien qué esperar.
El silencio en la mesa era casi palpable, y mientras nos sentábamos, la cena parecía estar llena de más preguntas que respuestas.
*****
*ANNI*
Estaba sentada, mis manos rodeando la taza de café mientras observaba a las chicas con la mirada fija. Cada una de ellas, a su manera, intentaba mantenerse lo más tranquila posible, pero las pequeñas señales de nerviosismo eran imposibles de esconder. Sus manos temblorosas, sus miradas fugaces, las respiraciones más rápidas de lo normal. Todo eso me divertía en el fondo, aunque intentaba no mostrarlo.
"Es extraño", pensé para mí misma. "Son hermosas, realmente lo son." No podía negar que, a pesar de todo lo que había pasado y lo que no entendía aún, no podía evitar sentir cierta admiración por ellas. No era solo su apariencia, sino cómo se comportaban, cómo cuidaban a Dani.
Pero la tensión seguía ahí. Aún mantenía mi postura fría, casi desdeñosa, sin dejar que mi rostro mostrara ninguna duda. Lo que estaba pasando no era para tomarlo a la ligera, y mi mente estaba haciendo todo lo posible por comprender si esto era solo una fase para ellos o si, en serio, iban a ir a largo plazo.
Estaba aquí para averiguarlo, por supuesto. No pensaba dejar pasar esto sin hacer algunas preguntas.
Cuando nuestras miradas se encontraron, vi que había algo de determinación en sus ojos, pero también una incertidumbre que me hizo pensar. "¿Realmente son serias? ¿O esto será una tormenta que se llevará todo en cuanto algo salga mal?"
"¿Esto es lo que quieren?" les pregunté en un tono grave, con una mirada evaluativa.
Quería ver si alguna de ellas vacilaba, si alguna de ellas mostraba dudas, porque si había algo que podía percibir con facilidad era cuando alguien no era sincero. "Porque una cosa es lo que dicen y otra lo que hacen. No quiero que esto se convierta en algo que se caiga de un día para otro, solo porque alguien no estaba realmente comprometido."
Hubo una pausa, una tensión en el aire. Vi cómo las chicas se miraban entre sí, pero ninguna de ellas rompió el contacto visual conmigo. Parecía que se estaban preparando para darme una respuesta que no solo se quedara en palabras vacías.
Finalmente, fue una de ellas quien respondió. Creo que fue Valeria, con una voz más firme de lo que pensaba.
"No es un juego, no es una broma" dijo, su tono claro y serio. "Sabemos que al principio fue confuso, que ninguno de nosotros sabía exactamente qué hacer. Pero estamos aprendiendo. Lo estamos perfeccionando, y no vamos a irnos por donde llegamos solo porque las cosas se pongan difíciles. Todos somos adultos aquí, y estamos dispuestos a ver esto hasta el final, pase lo que pase."
Su respuesta fue directa, sin rodeos. Y aunque podía oír el temblor detrás de sus palabras, también sentí una convicción que no había visto antes. Algo en su mirada me decía que no estaban aquí para jugar, que, si habían llegado hasta este punto, no iban a rendirse tan fácilmente.
La otra chica, Sofía, asintió con una seriedad inusitada en su rostro.
"Es cierto" dijo ella. "No es fácil, pero hemos decidido estar aquí, y si eso significa ser pacientes, adaptarnos a cada nuevo paso, lo haremos."
Miré a las otras dos, Laura y Mariana, que también parecían decididas, aunque con algo de nerviosismo aún flotando entre ellas. Algo en sus ojos me dijo que estaban más preocupadas por mis juicios que por lo que realmente sentían. Pero no podía negar que estaban siendo honestas, y eso, en alguna parte de mí, me tranquilizó.
Tomé un sorbo de mi café, luego de dejar la taza en la mesa. Mi mirada no se suavizó, pero mi postura cambió un poco.
"Espero que lo que dicen sea cierto. Porque lo que hay aquí no se puede romper por cualquier cosa. Y lo que sea que construyan, tiene que durar. No quiero ver a mi hermano caer en algo que se desmorone por falta de compromiso."
Mi mirada se clavó nuevamente en Dani, que estaba observando en silencio, como siempre. No dijo nada, pero sabía que entendía lo que quería decir.
Suspiré, finalmente dejándome llevar por la sensación de que tal vez había algo más en esta relación. Algo real. Aunque no podía dejar de tener mis dudas, algo en sus palabras me decía que tal vez lo que estaban construyendo era, de alguna manera, algo fuerte.
"Bueno..." dije al fin, con una pequeña sonrisa que casi no se notó. "No soy una persona fácil de convencer, pero supongo que este día será interesante."
Las chicas, al parecer, respiraron aliviadas, y aunque la tensión nunca se disipó por completo, sentí que al menos habíamos llegado a un punto de comprensión, aunque solo fuera un pequeño paso.